Pasadas las 11:30 emprendemos la marcha por una ancha pista hasta el antes mencionado pueblo. Al llegar a él alguien comentó lo duro que tenía que haber sido la vida allí, y no es para menos porque si el mundo tiene un culo no estaría lejos de este lugar. ¡Que vida mas dura vista por los ojos de unos urbanitas comodones como nosotros!.
Bordeamos el pueblo y nos introducimos en unas campas en las cuales habitan unas vacas de una raza desconocida para nosotros. Si alguien tiene ganas que se meta en "interné" y lo averigüe.
El rio ha ido erosionando la piedra caliza hasta convertirse en un estrecho cañón como puede verse en las fotografías siguientes.
Ahora el valle se ensancha y las vistas sobre él son espectaculares.
Aquí abajo una pose para usar un poco el teleobjetivo.
Y Mari Carmen, en un alarde de valor, se juega la vida arrimándose al precipicio .
En las cercanías de Herran el valle se vuelve a estrechar.
Ahora el valle se ensancha y las vistas sobre él son espectaculares.
Aquí abajo una pose para usar un poco el teleobjetivo.
Y Mari Carmen, en un alarde de valor, se juega la vida arrimándose al precipicio .
En las cercanías de Herran el valle se vuelve a estrechar.
Llegamos al pueblo sobre las 13:15. Hora perfecta para tomar el marianito mañaneril. No hay fotos del evento. Como hombre que soy, no puedo hacer dos cosas a la vez. (frase de Manu).
Desandamos lo andado un kilómetro aproximadamente y junto al río procedemos a recuperar fuerzas metiendo entre pecho y espalda todo lo que llevamos en las mochilas. Mientras preparamos todo, la txabalería se dedica a quitarse el sudor en las frias aguas del arroyo.