Lo que voy a tratar de explicar a continuación es una excursión que hemos hecho desde Mendaro hasta Deba a través del majestuoso y a la vez recóndito macizo montañoso de Arno.
Es un itinerario que se puede hacer tranquilamente en cuatro horas disfrutando plenamente de ese paisaje agreste que, internándonos en el encinar cantábrico del Arno, y a través de caminos milenarios, tendremos la sensación de retroceder en el tiempo hasta la época de aquellos mercaderes que desde la costa se dirigían a la venta de Arnoate para continuar su camino a alguna de las localidades cercanas. O a los antiguos peregrinos que desde Deba subian al Calvario y por estas sendas marchaban hasta la localidad de Markina para continuar hacia su todavía lejana meta de Santiago de Compostela.
Empezamos en Eibar cogiendo el tren de las 8:10 de la mañana y puntual, como casi siempre, tomamos rumbo a Mendaro que será nuestro destino. Cruzamos el puente peatonal sobre el rio Deba que separa los barrios de Garagarza y Azpilgoeta y nos dirigimos a éste último para empezar el recorrido. Este puente me recuerda mogollón al de las películas basadas en la guerra fria en el Berlín de entonces que separaba la parte Este y la Oeste y en el que se hacian intercambios de espias. Horrible. Jorribol in inglis pitinglis.
Empezamos en la taberna de Emeterio para continuar por la desaparecida calzada de los mercaderes hasta lo que queda del campo de fútbol de Ospazgain
Continuamos subiendo por la pista hasta llegar a la vieja cantera abandonada, cuna de múltiples cursillos de espeleología impartidos por nuestro grupo (Eibarko Klub Deportiboa) a lo largo de los casi 45 años de existencia. Es un itinerario que se puede hacer tranquilamente en cuatro horas disfrutando plenamente de ese paisaje agreste que, internándonos en el encinar cantábrico del Arno, y a través de caminos milenarios, tendremos la sensación de retroceder en el tiempo hasta la época de aquellos mercaderes que desde la costa se dirigían a la venta de Arnoate para continuar su camino a alguna de las localidades cercanas. O a los antiguos peregrinos que desde Deba subian al Calvario y por estas sendas marchaban hasta la localidad de Markina para continuar hacia su todavía lejana meta de Santiago de Compostela.
Empezamos en Eibar cogiendo el tren de las 8:10 de la mañana y puntual, como casi siempre, tomamos rumbo a Mendaro que será nuestro destino. Cruzamos el puente peatonal sobre el rio Deba que separa los barrios de Garagarza y Azpilgoeta y nos dirigimos a éste último para empezar el recorrido. Este puente me recuerda mogollón al de las películas basadas en la guerra fria en el Berlín de entonces que separaba la parte Este y la Oeste y en el que se hacian intercambios de espias. Horrible. Jorribol in inglis pitinglis.
Empezamos en la taberna de Emeterio para continuar por la desaparecida calzada de los mercaderes hasta lo que queda del campo de fútbol de Ospazgain
De la cantera parte un camino ancho que asciende por el lado Este del caserío Arteta.
En el borde de la pista nos encontramos un afloramiento de calcita bastante bonito como se puede apreciar en la foto inferior.
En esta zona el lapiaz se asoma en todo su explendor.
El viejo camino que unía Ormola con Arnoate hoy en día está parcialmente desaparecido por la construcción de pistas forestales, y en una de ellas nos volvemos a encontrar con un magnífico afloramiento de calcita
En el antiguo camino las pisadas de jabalies y corzos son numerosas producto de la escasa presencia humana en el lugar.
Bajando de Ormola hacia el collado de Apain se empieza a ver nuestro objetivo final. El pueblo de Deba
Una parada para reponer fuerzas.
Estela medieval en las cercanias de Apain.
Calzada que va desde Epain hasta el Calvario
En esta calzada se encuentra la Virgen de Apain
Llegamos al Calvario donde las vistas sobre Motriko sonespectaculares.
De la ermita seguimos bajando hacia el Norte y nos encontramos este curioso manantial con un bien elaborado lavadero para usarlo todos los caseríos del entorno
Justo a 5 metros del lavadero existe otro manantial ajeno al primero ya que sus aguas férricas tiñen de un potente color anaranjado los alrrededores.