Después de bajar por la estrecha y divertida gatera éste es el espectáculo que nos encontramos.
Paisaje a 35 m. de la entrada.
ESPACIO 3D
¿Por que vemos en 3D?
Porque tenemos dos ojos. Las personas que tienen perdida la visión de uno de los ojos no pueden ver en 3D. Cada ojo ve una imagen desde su propia perspectiva, con una separación aproximada entre ojo y ojo de seis centímetros. Nuestro cerebro procesa esas dos imágenes y la transforma en una sola en tres dimensiones.
¿Como se hacen las fotos?
El truco está en sacar primero una foto con el visor de cámara en el ojo izquierdo y luego trasladar el visor al ojo derecho y tomar la segunda. Otro método para conseguir el mismo efecto es sacar una foto apoyado en pie izdo. y luego la otra apoyado en el otro pie. Lo importante es conseguir dos fotografías separadas unos seis centímetros, que es la separación aproximada de nuestros ojos.
¿Como se visualizan las fotos?
Hay muchos métodos para visualizarlas, pero todos se basan en lo mismo:
Que el ojo izquierdo vea SOLO la imagen izquierda y el ojo derecho SOLO vea la imagen derecha.
Voy a explicar ahora el método anaglífico porque creo que es el mas fácil de todos y para su visión solo hace falta unas gafas rojo-cyan. El truco está en que una imagen la "teñimos" de rojo y la otra de cyan. Las juntamos y con las gafas cada ojo ve solo la imagen que le corresponde.
En primer lugar nos hará falta un programa que nos transforme las dos imágenes en una sola. Para empezar se puede bajar de la Red el programa gratuito "Anamaker". Es muy sencillo, pero para hacer las primeras fotos nos puede valer.
Vamos a explicarlo paso a paso
En esta salida aterrizamos en el pueblo de Tiermas (Navarra) con la intención de darnos un baño en sus aguas termales. Hacia años que no lo hacíamos y la decepción fue enorme. Centenares de personas se agolpaban en sus cálidas aguas (38º C. medidos con un termómetro, de mercurio por supuesto). Me vinieron a la cabeza recuerdos de los primeros años de la década de los 80 cuando, después de hacer algún que otro tres mil o alguna que otra travesía pirenaica, era parada obligatoria, si el pantano estaba lo suficientemente bajo, y sumergirnos en sus aguas sulfurosas por lo menos media hora para aliviar un poco los fatigados músculos. Relajación total. Los únicos moradores del lugar eramos nosotros y algún que otro despistado que conocía la bondad de sus aguas. Era curioso el olor a azufre que llevábamos encima e impregnaba luego el coche que tardaba varios días en desaparecer.
Siguiendo buceando en los recuerdos también parábamos en Tiermas a la vuelta de la Sierra de Guara después de haber descendido algún cañón de los muchos que atraviesan su superficie. Eran unos tiempos en los que la palabra barranquismo era una completa desconocida y los moradores de los pueblos de la Sierra nos llamaban locos por introducirnos en aquellos encajonados ríos llenos de cascadas, pozas profundas y demás peligros. Eran pueblos, Rodellar por ejemplo, semi abandonados, sin electricidad y con una media de edad que superaba ampliamente los sesenta años. Hoy en día Rodellar, gracias a sus cañones, tiene varios campings, gasolinera, varias escuelas de barranquismo y supongo que a estas alturas ya tendrá hasta hotel. Seguro. Todas sus casas abandonadas han sido compradas y restauradas, principalmente por franceses. Hace unos quince años que no he vuelto por la zona, desde que un día tuvimos que esperar colas de gente para descender los saltos del Mascún. Fue bonito mientras duró. Toda una pena.
Volviendo al principio, después de tomar el baño pertinente en el metro cuadrado que nos quedaba libre (como puede observarse en la foto) fuimos a comer al castillo Javier a un local